3 oct 2010

Fue ayer.

¿Cómo para cuándo desapareces
si has dicho que muerta estás?
ya no quiero escribir en mi muerte
ni esconderme tras mi antifaz.

Porque con letras en alcohol
bauticé tu partida,
ahora te alumbra el farol
de mi eterna desdicha.

Fuiste una un día
después te convertiste en la otra,
lo que digo no es mentira,
Nycher vivió, de tu adiós, la demora.

Y hoy, bajo el influjo de la tristeza
es mi alma la que suspira,
un presagio de pereza
que tiene, porque no vienes, la alegría.