3 oct 2010

Éter.

Quedo petrificado al verte
murmullo de la tarde,
leve concepción de la muerte
que mi corazón atrae.

Dime nomás sin decir nada
qué debo hacer para verme
recostado en tu clara orografía,
palpitando en tu pecho cada vez más fuerte.

Sí, lo sé, yo no soy santo de altar fijo,
nunca dejaré de ser concupiscente;
pero te juro, virgen de tus encantos,
que si me amas me vuelvo fiel creyente.

Al menos muéstreme un vez
esa sonrisa tropical que hay en tu rostro
y sé sincera, si nada quieres dime,
si algo sientes calla, calla y sonríe.

Ven a mí, se estrella fugaz en una
de mis noches sin luna ni sombra,
no importa que sólo logres con tu luz
la ceguera de mi soma, sólo se la estrella

y cuando tu polvo esté en la tierra
tomaré un puño de argentino fertilizante
para que en mi corazón germine
una rosa negra, que saldrá por mi boca
recitando para vos, mi enigma,
esta etérea poesía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno amigo muy bueno

citlalminatzin dijo...

gracias amigo.