20 feb 2010

Bien sé que tu me hechas de menos.

Bien sé que tu me hechas de menos,
que en extrañas horas
al ver el teléfono y
preguntar si se ha descompuesto,
quisieras que gritara
del fondo de sus entrañas:
sueno, sueno, es el amor quién llama.

Con los pies fríos y
sobre ti la cobija completa,
llega a tu pensamiento
mi nombre, mi calor, mi presencia
que irritan, pero también consuelan;
y callas las lágrimas,
amordazas la tristeza
y te dices fuerte, amor,
con los extractos de orgullo
que se concentran en tu cabeza.

Héchame a mí la culpa,
di que ún día desperte y
me dije que ya no te quería;
o que fuiste desintegrada
por la acidez del alcohol
que anoche corrió por mis venas,
o del llanto por el que fingí
sinucitis a mis colegas,
sólo para que no juzgaran,
para que no supieran
que me dificultad para respirar
se la debo no más a tu ausencia.

Olvìdame esta noche
para calmar esa extraña sensación
que niegas cuando sientes
que tus ojos te reclaman
y tus labios te reclaman
y tus poros te reclama
ya porque me dejaste
ya porque no vienes de vuelta.

Pon a remojar tus sueños
y deja que se apesten,
saca de abajo de mi cama
el perro muerto que
ha dejado el fetido
aroma de pasiones propias y
quizás ajenas.
Dile a aquello que pulula
en tu vientre que fue mi culpa
y héchalo a la calle
en cuánto te pregunte por mi.
Arranca de tu pecho
el pedazo de vicera que
hace tiempo dejo de servir,
y lanza al cielo tus maldiciones,
dile a la luna que soy culpable
que la estrellas me envenen
al observarlas tristemente
y me condenen por haber
dejado que te fueras.
Convence a el mundo que construimos
de que soy tu verdugo,
di que fue por mi que hoy
no hay luz en nuestro camino,
di que soy el verdugo;
de tu desición, héchame la culpa a mí.

extrañándote

No sé cuándo olvide
conjugar los verbos de tu alegría,
ni cómo fue que
aburrieron a tu piel mis caricias.

Buscando palabras
con siete letras para llenar
el crucigrama de mi vida,
sigo bebiendo gotas de agua
destiladas de mi fantasía.

Tú bien sabes que
empeñe todo lo que tenía
sólo por un beso, por un minuto,
por un falso te quiero,
por estar a tu lado aunque
siempre estuvieses vacia.

Pero no pudiste tener
un poco de compasión
por este hombre crucificado
en la soledad y la miseria.

Tú sabes que no dejé
de soñar por estar borracho,
sino porque tú disparaste
a mis sueños la bala
de tu desprecio;
y ahora mira.

Yo aquí, pensando en ti,
yo aquí escribiendo a nadie,
sabiendo que perdí la
apuesta, sin música, sin compañía,
sin más poesía, sin tu voz,
sin tu risa, con mi botella
de besos media llena,
con mi herida cardiaca
sangrando la tinta que
gracias a ti por mis venas corría,
con mi acompañante la
perpetua melancolía
y el cuerpo vacio entre ambas costillas.

¿Y tú? Pregunto ahora,
Será que recuerdas este
costal de huesos que
fétido te espera, sabiendo
de antemano que tendré que
ir corriendo por un cigarro
para fumarte mientras no llegas.

¿Y tú? Pregunto fulminado,
reescribiendo mi historia
en estas miserables líneas
que ya no piden ayuda
porque saben que la han perdido,
que ya no piden compañía
porque saben que la han tenido,
que no piden nada más que
saber, amada mía, a dónde has ido.

Y entre alegrijes idealistas
y catrinas enamoradas,
lanzó al cielo el grito de guerra
que culminará la nada que en mi queda,
envió mi mensaje a los más
reconditos lugares, donde
ni las hormigas sordas
querrán escucharme.

Soy el hombre amigo de todos
condenado a vivir en la sombra
de mi desidia, de mi amor,
del capricho de mi piedra roja,
ahora hecha arena y la arena
al desierto y el desierto a tu
lugar donde ni el recuerdo
pesa, donde ni mi persona
se te atraviesa en un profano pensamiento,
entre las metáforas de un cuento,
ni entre el sexo que contento
duerme sin saber que yo te espero.

A la mierda primavera,
a la mierda mi razón,
que me muera antes
de que vuelvas, para
que deje implorar por tu presencia,
siempre ausente, mi estupido corazón.

17 feb 2010

Requiem

Hoy te pido que me olvides
que hagas de cuenta que no existo,
que ya he muerto.
Como si nunca hubieran encontrado
mi cuerpo,no tengo tumba.
No busques una lápida fría
que cobije tus lágrimas.

Imagina que me he ido
para siempre
y no me extrañes,
no digas a nadie que me amaste;
no me halagues en muerte
todo lo que en vida criticaste.

Si te busco, si te llamo,
¡Por favor no contestes!
es mi alma que no ha pasado
a segundo plano;
un fantasma que molesta,
pero no espanta.

Yo te pido que anotes
mi nombre en hielo
y luego lo pongas al sol
para evaporarme,
para ser viento, aire.

Fúmame hasta que se te
acabe la memoria
para ser co2 contaminante,
co2 que contamine el cielo
y no tu corazón.

Bórrame de tus labios,
deja que evacue tus besos,
deja que las asperas caricias
del deseo animal ajeno
borren de tu cuerpo mis señales.
Si preguntan por mí
di que no me conoces,
no te costará trabajo.

Por las noches, cuando tengas
ganaas de mirar a la luna,
¡No la mires! porque
sera ella mi mensajera,
la noche te obsevará
y me contará lo que suceda.

No llores, aunque sé
no hace falta que lo pida,
(Mi deceso no causará
tanto dolor como pudo
haberlo hecho antes)
y de mi ausencia en poco
tiempo dejarás de percatarte.

Si entre lagunas de pasión
cotidianidad o arte
alcanzas a recordarme,
haz como que nada ha pasado
y vuelve a olvidarme.

De la soledad que tanto amas
te pido no tengas celos,
pues a sabiendas de
mi caracter entenderás
que ha falta tuya
me hizo falta una amante
y fue soledad la única
dispuesta a compartir conmigo
esta mierda de mí que dejaste.

Y si algún día en mi
desvelo escribo para ti
correré a tus sueños
a recitarte las líneas
que conmigo no murieron.

Hoy te pido que me olvides,
que hagas como que no te amo,
que cures tus heridas con el tiempo;
pediré a mi mente
que en este sepulcro
ponga tu nombre como epitafio.

hoy te pido que me olvides,
pero no que dejes de rezar
para que el cielo me perdone
lo que tú no has perdonado.

Nueva vida.

Aquí estoy, escondido
en donde el viento me olvida.
Eruptando el último te amo
circunsidado por los doctores
anécdoticos del presente.

¿Qué tan lejos estás
voz a mí indiferente
que con desdén me condena
a toparme con la muerte?

Verso, prosa, rima,
la estructura da igual
cuando de mi poesía
dejas de ser participe,
al alejarte, al vivir en paz.

Y ya, metido en una cantina
mas no esclavo de ella,
lo que me deja tu partida
es mi nueva vida de bohemio.

16 feb 2010

Propósito de Enmienda

Melania llena de rafia
dulces y amargos,
tibios y fríos;
todos tus recuerdos
te dan la bienvenida
a esta tu mansión
tan falta de probidad,
tan llena de austeridad
sin derecho de indemnizar.

Bendita tú, a encabezar
mi lista de mala conducta
a burlarte de mis propósitos de año nuevo,
llegas para renovar los votos
de silencio pre-escolar
de castidad que amenaza la yugular
de austeridad y sequia
de culpa y pecado
del mentado propósito de enmienda.

¿Cómo sabias que te extrañaba?
¿Quién te dijo que te necesitaba?
pasa y siéntate que tu lugar te espera
la cocina esta a la derecha
la cama en la alcoba
y mi amor donde lo dejaste
intacto esperando por ti…
esperando tu regreso,
Si tan solo te pudiera olvidar…

8 feb 2010

Dilusión.

El armonioso silencio de la postguerra sentencia aquellos cuerpos a mantenerse dormitados, con la esperanza de que al despertar sean nombrados héroes, salvadores, guerreros. Dentro de cada herida se ubica una bala, en ella, numen de los cinco sentidos de aquel licántropo, profundas heridas de alto calibre; en él, eterno fugitivo de la luna llena, plata pura.
Lamiendo, con las pocas fuerzas que quedan en su cuerpo, se encuentra la quimera, el hombre lobo, el loco que cree estar muriendo, sollozando la agonía, la diosa, posando con la gracia que debe cada parte de su anatomía.
Comienzan los sueños a fluir en la pantalla que más agrada a ese ser extraño, murciélagos, camaleónes, espantapájaros, un fondista que a media carrera es atacado por un calambre, burlas, hipocresía, sarcasmo, compasión, miserable compasión, se levanta, pero cae de nuevo, los inmaduros lo apedrean, aún viendo correr su llanto que bajo la lluvia parecieran gotas corriendo por su cara, sólo quien lo conoce diría que verdaderamente está llorando.
obscurida, silencio, el palpitar de aquella escena, acelerado, el respirar exitado; aunque tengas miedo, tienes que cerrar los ojos.
De nuevo, nubes, azul, de un lado la luna, claro y perfectamente visible, en contraparte el sol, astro amarillo que deja ver su alma al despuntar el ocaso. Al fin la noche de luna nueva, estrellas por doquier, estrellas que son como joyas, estirar la mano para hacer un collar y derramarlo entre esos bellos senos que tanto amas. Fuego. Llamas, las estrellas han quemado a tu amada, amada de papel, delirio fugaz de la conciencia dilusoria. Despertar, debes despertar, por favor abré los ojos.
Silencio, la respiración calmada de la nieve entre tus brazos, nieve derritiéndose por el calor de tus manos, nieve de leche, leche que sorbes con tus labios sedientos, sed que se calma de repente, cuando dentro de mi pecho hay dos corazones latiendo. Entonces, verdaderamente no quiero dormir, que es como despertar, y al despertar te pierdo.