8 feb 2010

Dilusión.

El armonioso silencio de la postguerra sentencia aquellos cuerpos a mantenerse dormitados, con la esperanza de que al despertar sean nombrados héroes, salvadores, guerreros. Dentro de cada herida se ubica una bala, en ella, numen de los cinco sentidos de aquel licántropo, profundas heridas de alto calibre; en él, eterno fugitivo de la luna llena, plata pura.
Lamiendo, con las pocas fuerzas que quedan en su cuerpo, se encuentra la quimera, el hombre lobo, el loco que cree estar muriendo, sollozando la agonía, la diosa, posando con la gracia que debe cada parte de su anatomía.
Comienzan los sueños a fluir en la pantalla que más agrada a ese ser extraño, murciélagos, camaleónes, espantapájaros, un fondista que a media carrera es atacado por un calambre, burlas, hipocresía, sarcasmo, compasión, miserable compasión, se levanta, pero cae de nuevo, los inmaduros lo apedrean, aún viendo correr su llanto que bajo la lluvia parecieran gotas corriendo por su cara, sólo quien lo conoce diría que verdaderamente está llorando.
obscurida, silencio, el palpitar de aquella escena, acelerado, el respirar exitado; aunque tengas miedo, tienes que cerrar los ojos.
De nuevo, nubes, azul, de un lado la luna, claro y perfectamente visible, en contraparte el sol, astro amarillo que deja ver su alma al despuntar el ocaso. Al fin la noche de luna nueva, estrellas por doquier, estrellas que son como joyas, estirar la mano para hacer un collar y derramarlo entre esos bellos senos que tanto amas. Fuego. Llamas, las estrellas han quemado a tu amada, amada de papel, delirio fugaz de la conciencia dilusoria. Despertar, debes despertar, por favor abré los ojos.
Silencio, la respiración calmada de la nieve entre tus brazos, nieve derritiéndose por el calor de tus manos, nieve de leche, leche que sorbes con tus labios sedientos, sed que se calma de repente, cuando dentro de mi pecho hay dos corazones latiendo. Entonces, verdaderamente no quiero dormir, que es como despertar, y al despertar te pierdo.

1 comentario:

Elena dijo...

Es muy diferente a lo que ordinariamente escribes. Me intrigó el final.