28 jul 2009

Soledad

Mil amaneceres me esperan a tú lado,
soles de invierno que consolidarán
dulce abrigo entre tus brazos.

Vacaciones de playa y descanso,
una casa donde el lujo serán tus labios.

La luna de tus sueños mantendra
mis miedos escondidos hasta que
mueran o se queden eternamente dormidos
y la muerte no será más que una leyenda
en vano contada.

Siendo las mañanas de resucitar,
las tardes de plegarias y las noches
milagros en el altar.

Palabras para calmar el alma,
caricias para arrullar y nunca
distinguir el sueño de la realidad.

El Diablo pactará con Dios
una tregua y no tendremos
que preocuparnos por ninguno
pues estarán en paz.

Seguiras siendo la bandera
hondeante en la cima de mi
corazón imposible de escalar
y exhumarás las penas por las
que me siento a veces mal.

Tiempo de sobra tendremos
para observarnos en silencio
sin callar la mirada o el palpitar.

Serán nuestros bebés cuestión eterna,
luz en la obscuridad y nuestras manos
el transporte que visite otras galaxias
y soles y lunas y planetas e ilusiones distantes.

Mil plumas tendrán que sacrificarse
cuando cruces por mi mente y serán
dichosas al dar su sangre por una diosa.

Amada mía después de ti todo es
incierto, tristeza, letras sin contestar.

Soledad.

Este es un sueño del que nunca
quiero despertar.

1 comentario:

Elena dijo...

Es demasiado hermoso como para que a la soledad valla. Pero si ese es su destino. quien soy yo para juzgarlo por demas. Bien hecho