Mira amigo cuando me contó que estaba confundido
yo le dije a aquel hombre un par de simplesas complejas
que lo dejaron un poco aturdido y pensativo.
El en la cuerda floja estaba decidiendo dar el paso
que podría adelantarlo o llevarlo a la muerte.
El sudor en su cara resbalando como lágrima,
como alcohol destilado de la cruda mañanera
y sediento,
el sol en sus ojos penetrando e irritando hasta
que se hacen chiquitas las pupilas y más grande
el temor de seguir avanzando.
Yo al otro extremo, sentado, fumando, esperandolo,
le dije que iba a caerse, pero tú lo conoces ese
tipo es muy terco y siguió caminando.
Sostuve la respiranción, porque hubiera apostado
que se caiga y no tiene alas para volar,
se partiría, según yo en mil pedacitos y posiblemente
ya no habría de volver.
Equivocado y desconcertado estaba yo,
pues caminó el hombre aquel sin errar
y sin mirar abajo con la cabeza en alto
y los nervios a punto de estallar. Y no calló.
Amigo, ese tipo es terco, si,
yo seguiré esperando al otro lado
y contradiciendo lo que dije en un principio
sé que llegará sano y salvo
y claro, un poco palido y debilitado.
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